Black Widow es un evento. El primer gran estreno en salas del Universo Cinematográfico Marvel en años y el protagónico que Scarlett Johansson se merecía. La película se estrena el 9 de julio y es una precuela que cuenta una aventura de Natasha Romanoff ambientada entre Capitán América: Civil War y Avengers: Infinity War. Una historia original que no está basada directamente en ninguno de los cómics.
Porque, claro, el personaje original tiene décadas de aventuras que nunca veremos en el cine. Black Widow fue creada en 1964 como una enemiga de Iron Man, y a lo largo de su carrera fue cambiando de bando. A veces villana, a veces Avenger. A veces colaborando con S.H.I.E.L.D., a veces huyendo de ellos.
En 2014 Natasha estaba en el limbo. Eventos personales la habían alejado de sus viejos aliados y se dedicó durante un tiempo a, digamos “trabajitos freelance”. En el número 3 de la serie que llevaba su nombre, una de estas misiones la llevó a la Argentina. Más específicamente a la provincia del Chaco.
El nombre de esta historia autoconclusiva es “Foliage” o “Vegetación”. En este número, con guión de Nathan Edmonson y arte de Phil Noto, Natasha se infiltra en una prisión (ficticia) de Resistencia para extraer a un prisionero llamado Angelo, condenado por un crimen que no cometió. Sacar a Angelo no es lo difícil, pero para llegar al punto de extracción, Natasha y su carga deberán cruzar lo que parece ser el bosque nacional conocido como “El Impenetrable”.
El “rescate” funciona bien, pero Natasha sospecha que Angelo no es lo que parece. Su comportamiento no parece ser el de un hombre inocente, y la muerte de un guardia pone en alerta a la espía.
Finalmente Natasha y Angelo llegan al punto de extracción, donde un tal Vincente (sí, así con la «n») abraza al prisionero, llamándolo “Lobo Blanco”. Y en ese momento, todo hace clic para Natasha. Sin entrar (por suerte) en detalles, la historia nos transmite que Angelo era un militar de alto rango en la dictadura, bautizado “el carnicero de Argentina.”
Natasha sabe que no puede dejar ir a este criminal. Intenta detenerlo, pero de inmediato está claro que Angelo no va a volver a la cárcel. Después de una breve pelea, el “Lobo Blanco” llega a su fin en un arroyo junto a la selva.
La historia no explica claramente por qué la heroína no googleó un poquito más a su objetivo, pero bueno. Misión cumplida, digamos. Natasha regresa a Buenos Aires donde recibe una orden que no puede rehusar: debe entregarse a S.H.I.E.L.D. de forma urgente.
Más allá de la curiosidad de ver una historia de Marvel ambientada en Argentina, esta entrega de Black Widow es una efectiva historia de suspenso. El guión no es nada especial, pero el arte de Phil Noto eleva cada una de las secuencias de acción.
Los aspectos “argentinos”, en cambio… son un poco más dudosos. No al nivel “las montañas de Villa Gesell” de X-Men: Primera Clase, pero cerca. Las referencias históricas son imprecisas, la selva parece más el Amazonas que el Impenetrable y la Resistencia real es una ciudad de 300.000 habitantes en la que, claro, no hay una unidad penitenciaria de alta seguridad.
Hay un pequeño esfuerzo por lograr referencias más específicas. La más divertida de todas es un intercambio entre Natasha y Angelo, en la que ella dice “no queremos terminar como asado para cocodrilos” y él responde “prefiero una buena milanesa”. Que pena que dos páginas después un personaje recibe a otro con la incomprensible frase “¡Hemos entusiasmo que esperaba!”
Este número de Black Widow se puede leer como parte de la suscripción en inglés del servicio Marvel Unlimited. Se editó en español en el tomo “Viuda Negra: los Delicados Hilos de la Telaraña” por Editorial Panini, pero actualmente está descatalogado.
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