El actor Michael K. Williams falleció ayer en su departamento de Brooklyn, Nueva York. Tenía solamente 54 años y las autoridades han caratulado su muerte como una sobredosis de opiáceos. Su deceso causó consternación entre sus amigos y colegas, que lo recuerdan como un actor de intensidad única, en especial en su legendario personaje Omar Little, de la serie de HBO The Wire.

Williams nació en 1966, tuvo una infancia difícil y su catarsis fue a través de la actuación junto a la institución sin fines de lucro National Black Theatre. En su adolescencia huyó de su casa para convertirse en bailarín profesional. Llegó a bailar con George Michael y Madonna, y fue en esa carrera en la que llamó la atención del rapper Tupac Shakur, quien lo convocó para su película Bullet (1996), estrenada un mes después de la muerte del artista.

El papel que abrió las puertas a Williams fue el de un traficante en Vidas al Límite (Bringing out the Dead, 1999), la película de Martin Scorsese en la que compartió una breve escena con Nicolas Cage. En 2001 participó en The Sopranos de HBO con otro papel corto pero memorable que le permitió hacer el casting de Omar Little, uno de los personajes centrales del drama político y social The Wire, considerada una de las mejores series de televisión de todos los tiempos.

Inmediatamente después de The Wire, Williams participó en otro drama criminal de HBO: Boardwalk Empire, como el gangster ficticio Chalky White. En años posteriores expandió su rango a otras pantallas y otros tonos, como la quinta temporada de la sitcom Community, la serie documental Black Market, la miniserie Así nos Ven (Netflix) y las tres temporadas del policial cómico Hap & Leonard (Sundance TV), una joya olvidada que vale la pena redescubrir.

Pero la relación de Williams y HBO siempre se mantuvo cercana, y en sus últimos años fue nominado a Emmys por distintas producciones del canal, como el telefilm musical Bessie (2015) la miniserie The Night Of (2016) y la espectacular Lovecraft Country (2020), en la que en sólo unas pocas escenas definió con firmeza al iracundo patriarca Montrose Freeman.

En su documental Black Market, dedicado a los trabajadores de la economía paralela del tráfico y contrabando, Williams habló francamente de sus problemas de adicción. Durante la grabación de The Wire se había hecho adicto a la cocaína, y a lo largo de su vida tuvo una serie de recaídas. Es imposible no trazar paralelismos con Philip Seymour Hoffman, otro actor de talento sobrenatural que recayó en el consumo en los últimos años de su vida y falleció en condiciones similares, en la misma ciudad, en 2014.

Ayer, Williams fue recordado por varios de sus amigos y colegas en posteos y homenajes. El creador de The Wire, David Simon, dijo: “Estoy demasiado devastado como para decir todo lo que debería ser dicho. Michael era un gran tipo y un talento difícil de encontrar, y en nuestro viaje juntos se merecía las mejores palabras. Y hoy, esas palabras no me salen”.

Wendell Pierce (Bunk Moreland en The Wire), escribió: “La profundidad del amor que siento por mi hermano solo se compara con la profundidad del dolor que me da su partida. Un hombre de talento inmenso con la habilidad de dar voz a la condición humana, retratando las vidas de aquellos cuya humanidad nunca se ve elevada”.

Spike Lee, amigo de Williams, posteó en Instagram una foto juntos, viendo a sus amados New York Knicks. Williams hizo un pequeño papel en la película de Lee Milagro en St. Anna.

El paso de Williams por Community fue breve, pero causó un enorme impacto en el elenco y los creadores. Dan Harmon, creador de la serie, posteó su escena favorita del actor en la comedia.

Y por supuesto HBO, canal en el que Williams hizo 20 años de carrera, envió sus condolencias a la familia y lamentó la pérdida del actor.

Williams deja una serie de proyectos póstumos. El canal Vice confirma que la segunda temporada de Black Market se terminó de filmar, al igual que sus últimas películas Surrounded y 892, junto a John Boyega, que había terminado su rodaje hace tan solo dos semanas.

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