Después de varios estrenos que esquivaron las salas de cine y se estrenaron exclusivamente en Disney+ –con la única excepción de Lightyear (2022)–, Pixar vuelve a lo que mejor le sale: transportarnos a mundos fantásticos de la mano de personajes con los que cualquiera se puede identificar. Elementos (Elemental, 2023) está inspirada en la infancia/juventud del director Peter Sohn, hijo de inmigrantes asiáticos que creció en El Bronx de Nueva York durante la década del setenta, donde la diversidad cultural y étnica eran una parte vital de la ciudad.
Unos meses atrás pudimos ver las primeras escenas de esta gran aventura y participar de la conferencia de prensa virtual, donde el realizador y la productora Denise Ream nos contaron sobre su visión, los temas que impulsaron esta historia tan personal y todos esos detalles que no pueden faltar en esta gran producción del estudio de la lamparita que llega a los cines el próximo 15 de junio.
¿De qué trata Elemental?
En una ciudad donde conviven los cuatro elementos –aire, fuego, tierra y agua–, la fogosa Ember Lumen (voz de Leah Lewis) y el aguado Wade Ripple (Mamoudou Athie) están a punto de descubrir que, a pesar de sus diferencias, tienen mucho más en común de lo que creen. “¿Qué pasaría si el fuego y el agua se juntaran? ¿Cuáles serían las posibilidades?”, este fue el punto de partida para Sohn, que anteriormente dirigió Un Gran Dinosaurio (The Good Dinosaur, 2015).
Con Elementos, Sohn no busca (conscientemente) imponer ningún mensaje, sino compartir su propia experiencia y celebrar a todas esas culturas que encontraron en Estados Unidos una tierra de oportunidades:
“Este fue un viaje muy personal, solo se trata de agradecer a nuestros padres por los sacrificios que hicieron. Cada vez que me perdía volvía a esto. Y a pesar de lo difícil que puede resultar la película por momentos, siempre vuelvo a esa simple y pequeña guía.
Esta es una experiencia muy personal y siento que todo el equipo me ayudó a comprender que podemos conectarnos y hacer que se sienta universal. Para mí, el punto más importante es hacer conexiones con la película para que todos podamos relacionarnos con algo que se sienta real y veraz y profundizar en nosotros mismos, desde los chicos hasta los adultos, las familias, todos nosotros, e intentar encontrar ese algo que le da sentido”.
El desafío de reinventarse
Después de tantas aventuras animadas que revolucionaron la industria desde lo visual y lo narrativo, cada nueva producción sigue siendo un reto para los miembro del estudio. “Cada película es diferente. Cada producción te presenta un desafío distinto. Una cosa que aprendí es que no podés arrancar con nociones preconcebidas sobre lo que hiciste anteriormente. Tenés que entrar y mentalizarte que este es un nuevo grupo de personas, un nuevo conjunto de desafíos. Somos una forma de arte colaborativa y lo principal es confiar en nuestros colaboradores”, cuenta Ream.
Los opuestos se atraen en Elemental
En un mundo de posibilidades, ¿por qué el fuego y el agua son los protagonistas? “Empecé a dibujar y conectar diferentes ideas. Y cuando llegué a un personaje de fuego, comencé a dibujar más personajes de fuego. Ni siquiera eran personajes, eran solo seres y diseños. Y de repente, se me ocurrió: ‘¿Qué sería realmente difícil para el fuego?’.
Así que dibujé un montón de personajes de fuego en un bote sobre el agua”, cuenta el director, que pronto sumó más personas del agua y al ponerlos juntos –el fuego y el agua– surgió una tensión inmediata, ya que podrían destruirse mutuamente con solo tocarse. Sohn entendió que esa misma tensión no podía darse entre un personaje de tierra y uno de aire: “El fuego y el agua representaban un golpe de opuestos muy visual, pero también un conflicto muy claro”.
humanos, también va más allá de lo visual y lo fantástico; para el realizador todo tiene que ver con la representación y su importancia: “Al crecer viendo películas, siempre me relacioné con aquellas que realmente se contaban universalmente. No había muchos coreanos en la pantalla, ni en animación ni en live action, pero recuerdo que –viendo películas con mi familia– podíamos conectarnos con algunos personajes antropomórficos.
Es decir, no se trataba de la raza ni nada por el estilo, se trataba solo del personaje. Y eso siempre me encantó. Cuando surgieron estos personajes [los elementos], pensé que podían ser otra puerta de entrada para que todas las personas pudieran ver algo e intentaran conectarse a través de este mundo de elementos”.
La tierra de las oportunidades
Como ya contamos, Elementos es una carta de amor a los padres de Sohn y a todos los inmigrantes en busca de un mejor pasar para ellos y sus familias. Este tema marcó al realizador desde chiquito, por eso la necesidad de plantearlo en la historia a través de los diferentes elementos y sus comunidades.
“Crecí con esta idea. Cuando era chico, lo único que conocía en Nueva York era la ‘inmigración’. Mis padres habían venido de otro país. La tienda donde comenzaron, y un par de negocios que mi papá construyó después, estaban en vecindarios de inmigrantes. Todo tipo de familias pobres, pero todas eran de otro lugar y conformaban esta comunidad muy rica y diversa. Eso realmente me afectó mientras crecía. Y luego, al alejarme, comencé a pensar en ello de una manera diferente”.
Con los elementos y sus ciudades distintivas, el realizador intentó capturar esa misma noción: personas llegadas de otros lugares que se reúnen para crear una vida en comunidad. “Ese fue el gancho emocional para mí. Que mis padres habían venido desde otro lugar, un lugar extranjero, para darnos una vida mejor. Y es algo con lo que crecí, sin entender realmente, hasta que me convertí en un adulto y comencé a apreciarlo”.
Referencias a montones
Pixar se caracteriza por los detalles, y a pesar de los universos fantásticos que habitan sus personajes, siempre hay mucha inspiración en el mundo real y otras referencias. Elementos no es la excepción, donde la estética visual toma nota de otras grandes producciones cinematográficas.
“Hay muchas referencias porque nos encantan las películas. Hay referencias narrativas, algunos guiños de fondo, pero si hablamos de los escenarios, hay mucha inspiración en la manera en que algunas de nuestras ciudades favoritas aparecen en la pantalla. Como La Princesa que Quería Vivir (Roman Holiday, 1953) y la forma en que se filmó la película para mostrar momentos de Roma, y como Audrey Hepburn empieza a tener sentimientos por Gregory Peck en ese contexto”.
Amelie (Le fabuleux destin d’Amélie Poulain, 2001) o la forma en que Gordon Willis –director de fotografía de las primeras películas de Woody Allen– retrataba la ciudad de Nueva York como si fuera un personaje más de la trama, fueron otros de los puntos de inspiración para los realizadores, que buscaron captar ese tipo de mentalidad para luego “elementalizarla” y divertirse creando personajes y lugares adaptados al universo del agua, el fuego, el aire y la tierra.
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