Netflix no tiene descanso de los escándalos, y podría enfrentar un nuevo conflicto legal a causa de Don’t Look Up.
Estrenada en 2021, la película dirigida por Adam McKay y protagonizada por Leonardo DiCaprio y Jennifer Lawrence se convirtió en uno de los grandes éxitos de la plataforma de streaming. La historia se centra en dos astrónomos que descubren que un meteorito va a destruir la Tierra, e intentan advertirle al resto del mundo, pero nadie los toma en serio.
A pesar de haber recibido reseñas mixtas, el film fue todo un éxito, especialmente por el increíble elenco que acompañaba a las dos estrellas principales, que incluía a Meryl Streep, Cate Blanchett, Rob Morgan, Jonah Hill, Mark Rylance, Tyler Perry, Ron Perlman, Timothée Chalamet, Ariana Grande y muchos más.
Y claro, con esa cantidad de celebridades, no fue una cinta barata de producir. Pero parece que a la N roja podría salirle incluso más cara ahora, debido a una nueva demanda que están enfrentando a causa de la película.
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Netflix y Adam McKay en problemas
En 2012, el autor William Collier publicó de manera independiente la novela Stanley’s Comet, que se centra en un científico de la NASA que descubre un cometa que amenaza con destruir nuestro planeta. Inicialmente, el gobierno no le cree, pero luego crean un plan para destruirlo, aunque luego es abortado por causa políticas. Tal cual sucede en el film.
También igual que en la película, el científico se vuelve famoso, y es expuesto a una sociedad que, en muchos casos, no lo toma en serio o no cree que lo que informa es cierto, mientras se desata el pánico generalizado en aquellos que sí le creen.
En la demanda, publicada por The Hollywood Reporter, se revela que la hija de Collier, Adrienne Metz, trabajaba en una división de Mosaic Media Group como asistente ejecutiva de Michael Aguilar, entonces presidente de producción.
Aguilar era parte del equipo de Jimmy Miller, quien según el documento fue el manager de McKay hasta 2015, colaborando en proyectos como Talladega Nights, Step Brothers y Land of the Lost. Collier alega que en 2007 envió una copia de su libro a Metz, quien se lo presentaría a sus jefes para una posible publicación. Por lo que, según la demanda, cayó en manos del realizador, quien lo robó sin dar crédito alguno:
“Dado que el manager de McKay recibió (el libro) de Comet de Stanley’s, la costumbre y la práctica en la industria del entretenimiento dictan que esto constituye la recepción por parte de McKay. Además, según la información y la creencia, la novela se entregó por mensajería, correo electrónico o entrega en mano (o por otros medios) al propio McKay”.
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