Se revelaron detalles del supuesto comportamiento de Jake Gyllenhaal en el set de Suddenly, película que iba a protagonizar con Vanessa Kirby.
Gyllenhaal, además de ser conocido por su historia con Taylor Swift, es sin dudas uno de los actores más cotizados de Hollywood. Principalmente por su gran versatilidad actoral, que lo ha llevado a interpretar papeles de todo tipo, siempre dando lo mejor en cada actuación.
Desde su debut en City Slickers en 1991, pasando por la mítica Donnie Darko de 2001, la inolvidable Zodiac de 2007, De Amor y Otras Adicciones (Love & Other Drugs, 2010), La Sospecha (Prisoners, 2013), la intensa Nightcrawler – Primicia Mortal (Nightcrawler, 2014), o su llegada al cine de superhéroes en Spider-Man: Lejos de Casa (Spider-Man: Far From Home, 2019), ha deslumbrado con su talento.
Sin embargo, parece que más allá de su despliegue actoral, trabajar con él no es nada sencillo. O al menos no lo fue para el equipo de Suddenly, film dirigido por Thomas Bidegain, quien rompió el silencio sobre lo sucedido con su proyecto.
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Problemas creativos
Hablando con Technikart (vía World of Reel), el realizador compartió detalles sobre las jornadas de rodaje, revelando que fue la actitud del actor lo que llevó a la suspensión de la película:
“Esta película de 30 millones de dólares se derrumbó, principalmente debido a un Gyllenhaal paranoico, caprichoso y hambriento de poder, que no sólo era el actor principal, sino también el productor de la película. Esta historia es salvaje.
Resulta que Gylenhaal estaba muy interesado en reescribir y repensar todo el proyecto apenas 8 semanas antes de que comenzara la producción y mientras se construían los decorados. Esto llevó a algunos movimientos de poder importantes de su parte”.
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Jake Gyllenhaal y su errático comportamiento
El artículo continúa:
“Gyllenhaal tuvo desde caprichos incomprensibles (exigía conducir un coche ni rojo ni blanco) hasta paranoia (pedir a los constructores del set que durmieran en sus coches porque temía que trajeran covid al hotel que compartía con el equipo) hasta muchos episodios de gritos a su director (supuestamente hizo el ensayo de la primera lectura con acento de Pepe Le Pew).
La anécdota más extraña es que, mientras visitaba lugares determinados, decidió quedarse en ropa interior y sumergirse en el océano helado porque, según dijo: ‘cuando veo el mar, nado en el mar’. Esto desconcertó a la tripulación, entre la que se encontraba Bidegain.
La pesadilla finalmente terminó cuando Bidegain tuvo que hacer una llamada ‘desgarradora’ al productor Alain Attal, reconociendo su derrota: ‘Nuestras visiones divergen demasiado. No podremos rodar en septiembre. ¡Se acabó todo y los 26 millones de euros se han ido!”.
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