viernes, noviembre 22, 2024

Mientras esperamos por el estreno de Intensa-Mente 2, hablamos de la crisis que atraviesa Pixar, y lo que le espera en los próximos años.

En 1986, una pequeña división computacional de Lucasfilm –conocida por aquel entonces como Graphics Group– abrió su alas y, con el permiso de papá George, voló fuera del nido para independizarse y consolidarse como una empresa de hardware y software cuyo producto principal era la Pixar Image Computer: un sistema demasiado avanzado para su tiempo, más enfocado a los mercados científicos. 

Dicho artículo en sí no tuvo la aceptación económica que se esperaba pero, a la larga, ayudó a fundar un imperio de ideas, imágenes y sonidos que trascendieron las dos dimensiones animadas que inundaban las pantallas por aquellos tiempos. 

Entonces… hace casi cuarenta años, una pequeña lámpara de escritorio se convirtió en la protagonista del primer corto animado –ahora sí, bajo el sello de Pixar– realizado enteramente por computadora. En un abrir y cerrar de ojos, y de unos cuantos clics en un teclado, Luxo Jr. (1986) cambió la historia del séptimo arte y sumó la primera de las 69 nominaciones al Oscar que el estudio acumuló hasta la fecha.

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Pixar's Luxo Jr.
Pixar

Los primeros pasos

Hubo que ajustar algunas tuercas y perder muchísimas horas de sueño, pero la pequeña utopía audiovisual pergeñada por Edwin Catmull (el cerebro), John Lasseter (la creatividad) y Steve Jobs (la billetera) logró tomar forma con el estreno de Toy Story (1995): el primer largometraje construido en base a ceros y unos, punto de partida de la fantástica amistad entre dos juguetes, y una usina de talento, calidad artística e imaginación de la que pocos estudios hollywoodenses podían presumir en la década del noventa. 

De repente, el lápiz y el papel parecían obsoletos, los musicales ya no eran el centro de la historia y los personajes –sin importar su procedencia (un robot, una rata, un pez payaso)– alcanzaron un nivel de humanización que conquistó a grandes y chicos por igual. Pixar tenía grandes ideas para explorar y no importaba que sus protagonistas no fueran de carne y hueso. 

El tiempo terminó por darle la razón a esa pequeña compañía ‘independiente’ que se concibió en los cuarteles de Lucasfilm. El primer encuentro entre Woody y Buzz marcó un antes y un después en el mundo de la animación (occidental) y una nueva manera de pensar estos relatos, atrayendo a todo tipo de público. La originalidad, el sentido del humor y la emotividad del estudio de la lamparita pretendían diferenciarse de las fórmulas establecidas por Disney, misma entidad que, desde el principio, se convirtió en su aliada financiera y propietaria absoluta desde el año 2006.

DISNEY ATRAVIESA UNA DE SUS PEORES CRISIS EN AÑOS

Pixar's Toy Story
Pixar

¿El fin de una era?

Treinta años después de sorprendernos con esa ‘historia de juguetes’, puede ser que Pixar ya no conserve el mote de estudio visionario que venía a romper los moldes, aunque sigue siendo de los más innovadores desde el aspecto técnico y visual, además de uno de los más taquilleros (ya vamos a volver sobre este tema) y premiados, al menos, desde que la Academia incorporó la categoría de Mejor Película Animada. 

La rebeldía de la propiedad original y la importancia del argumento por sobre todas las cosas se fueron diluyendo en un mar de franquicias sobreexplotadas, y la imagen de ‘familia’ que destilaban sus descontracturadas oficinas, hoy se ve con otros ojos y cierta desconfianza tras la partida disimulada de su principal creativo, John Lasseter, acusado de conducta inapropiada a finales de 2017. 

La reestructuración del estudio no vino mal y ayudó a sumar nuevos realizadores, voces diversas que decidieron inspirarse en sus propias historias y experiencias, con las que todos nos podemos relacionar, más allá de los gráficos por computadora. 

Lamentablemente, la pandemia de Covid-19 y el arribo de Disney+ impactaron sobre los planes de la compañía que, en este presente turbulento para la industria, también lucha por su identidad. 

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Pixar's Soul
Pixar

El problema del streaming

Cuando Toy Story 2 (1999) se convirtió en una realidad, sus responsables lucharon a capa y espada para que la secuela no cayera en la bolsa de las continuaciones de Disney ‘directo a video’. De esta manera, Pixar remarcaba el valor de sus relatos y sus personajes, reafirmando que la calidad y el tiempo invertido en cada producción (un promedio de cuatro años) iba a rendir sus frutos en las salas de cine. 

El estreno de Soul (2020) marcó todo un cambio de paradigma para el estudio y sus grandes lanzamientos que, por primera vez desde su fundación en 1986, no se valió de la taquilla y estuvo al alcance de todos los suscriptores de la plataforma digital sin ningún costo adicional.

La estrategia de negocios, en tiempos de crisis y cines cerrados –sobre todo en los Estados Unidos–, buscaba sumar nuevos usuarios (y conservar aquellos que finalizaban el período de prueba promocional) en un mercado, de por sí competitivo, que empezó a marcar las nuevas reglas cinematográficas en medio de la cuarentena. 

Para las grandes compañías, la taquilla tenía (y tiene) el mismo valor que las acciones de Wall Street, por eso Disney no dudó en ‘sacrificar’ otros estrenos como Luca (2021) de Enrico Casarosa o Red (Turning Red, 2022) de Domee Shi, historias 100% originales y muy personales para sus realizadores.   

Pixar volvió a las salas en 2022 con Lightyear, uno de los fracasos más grandes de su historia, que apenas recaudó 227 millones de dólares a nivel mundial, sobre un presupuesto de 200 millones. 

Elementos (Elemental, 2023) tuvo un arranque bastante flojo en la taquilla (el peor primer fin de semana para el estudio), pero terminó acumulando casi 500 millones globales; nada mal para la producción original de Peter Sohn, aunque alejadísima de los mil millones de Toy Story 4 (2019) y de otros éxitos animados más recientes como Super Mario Bros.: La Película (The Super Mario Bros. Movie, 2023), Spider-Man: A través del Spider-Verso (Spider-Man: Across the Spider-Verse, 2023) y Kung Fu Panda 4 (2024). 

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Pixar's Turning Red
Pixar

¿Un daño irreparable?

Los números rojos alertaron a los ejecutivos, que decidieron ‘intervenir’: “Hubo un período intenso y real de autoexamen y de sentir que, de alguna manera, nos habíamos equivocado”, contó Pete Docter, realizador legendario del estudio y su actual director creativo, en una entrevista para Bloomberg. 

“Los ejecutivos organizaron ‘autopsias’ para determinar cómo revitalizar el estudio, y llegaron a asesorar a los futuros directores para que se centraran menos en historias autobiográficas”, recuerda y agrega que, de ahora en más, Pixar desarrollará conceptos con un atractivo masivo, muchos de los cuales ya se probaron en las diferentes secuelas y spin-offs.

“Las películas del estudio deberían ser menos una búsqueda de catarsis personal para los realizadores y, en cambio, hablar de una experiencia común”, dice el creativo, y no podemos pensar en ‘películas más identificables y emotivas’ que Luca (inspirada en la infancia de Casarosa en Italia), Red (basada en la relación de Shi con su mamá) o Elementos (que celebra a la familia inmigrante de Sohn). 
Pero el problema no son las historias (novedosas, diversas, inclusivas y universales).

Los últimos lanzamientos no tuvieron la oportunidad de brillar en los cines porque Disney acostumbró a su público a la gratuidad de la plataforma de streaming; a esperar –un tiempo cada vez más corto– para ver las películas en la comodidad de su casa, al alcance de un clic y sin los gastos adicionales que implica la salida con los chicos. Un daño que, por el momento, parece irreparable, y una estrategia que se volverá a poner a prueba con el estreno de Intensa-Mente 2(Inside Out 2), el próximo 13 de junio.

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Jefa de redacción. Nolaniana incurable. DC me da y me quita.