Reflexionamos sobre el uso constante de la nostalgia en el cine actual, y si realmente funciona o ya es un recurso agotado.
Deadpool & Wolverine llega a streaming en octubre tras un increíble y exitoso paso por las salas de cine, pero ¿cuánto de este suceso se lo tenemos que adjudicar a la ‘nostalgia’, el fan service, la metatextualidad y los cameos del universo superheroico? La respuesta es: bastante, y esta es una tendencia en ascenso que viene salpicando a todo tipo de blockbusters, en mayor o menor medida.
La fórmula funcionó para Spider-Man: Sin Camino a Casa (Spider-Man: No Way Home, 2021), para Doctor Strange en el Multiverso de la Locura (Doctor Strange in the Multiverse of Madness, 2022) y hasta para Jurassic World: Dominio (Jurassic World: Dominion, 2022), al menos, en los números; pero deja en claro cierta falta de ideas y la necesidad de apoyarse en estos recursos, las verdaderas estrellas en el centro de cada película que, en la mayoría de los casos, dejan de lado la historia.
Más allá del entretenimiento –el objetivo principal de estos proyectos– y la posibilidad de seguir conectando con nuevos episodios dentro de cada franquicia, muchos blockbusters modernos parecen tener un solo propósito: saciar las ansias y deseos de los fans en detrimento del argumento, sin importarles aquellos que ‘se quedan afuera’ de los chistes por no reconocer cada guiño y detalle que los rodea.
Deadpool & Wolverine incluye un cameo que Ryan Reynolds desconocía
Deadpool & Wolverine no es para todos los públicos. A pesar de lo que diga su director, Shawn Levy, tiene una audiencia muy específica (de ahí también su éxito) que correrá a deglutir cada video de YouTube que le explique esas referencias y cameos que se les pasaron por alto. El resto podrá disfrutar de otras bromas y de la súper acción, pero es posible que salga del cine sintiendo que se perdió de algo.
La crítica es válida y exigirles a estas películas ‘un poco más’ desde lo narrativo y argumental no es de snobs, como muchos tratan de insinuar, sacando (otra vez) la carta de ‘lo que les gusta a los críticos vs. lo que les gusta a los espectadores’. Avengers: Endgame (2019) tuvo éxito porque construyó su propio universo –y recorrido– a lo largo de más de 20 películas, apoyándose en la inversión emocional del público en el destino de sus personajes.
Por supuesto que hay chistes y referencias comiqueras a montones, pero no constituyen el centro de la historia… a diferencia de esas películas que nombramos en el primer párrafo, donde el abuso de recursos es más que palpable y si los quitamos, ¿qué nos queda? Poco y nada para analizar.
Cuando se habla de fatiga superheroica, se hace referencia al fracaso económico de las cintas, pero también hay un claro rechazo del público ante la falta de originalidad y pereza al momento de contar una nueva historia. La nostalgia, lamentablemente, no soluciona todos estos problemas y hasta puede convertirse en un tiro por la culata.
Esto aplica para Marvel, DC, para Jurassic Park y el fallido regreso del trío protagónico original, para los Cazafantasmas y las remakes live action de los clásicos animados de Disney. Al final del día, si la película es buena, la audiencia masiva va a responder, aunque no capte cada pequeño guiño meta.
Los 4 Fantásticos no será una historia de origen
Estamos ante un nuevo subgénero de películas, cuya trama parece depender casi exclusivamente de los regresos, el rescate emotivo y los cameos para asegurar su éxito: un festín nostálgico en el centro de la historia, adornada con escenas de acción y muchos efectos especiales.
El disfrute dependerá de la experiencia de cada uno –como ocurre con cada nuevo estreno, sin importar el género– y las opiniones ajenas siempre se respetan, pero estas historias no son a prueba de críticas negativas y, más allá de su éxito comercial, el igual de válido exigir que nos entreguen algo más que nostalgia.
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