Megalópolis, la nueva película de Francis Ford Coppola ya llegó a los cines en USA, y sigue generando opiniones divididas.
A más de 10 años del estreno de su último film, Twixt, el hombre detrás de clásicos como El Padrino, Apocalipsis Now y Drácula vuelve para maravillar al mundo con su más reciente trabajo, que reúne a un elenco del lujo en una historia que promete mucho.
Adam Driver, Nathalie Emmanuel, Giancarlo Esposito, Jon Voight, Laurence Fishburne, Aubrey Plaza, Shia LaBeouf, Jason Schwartzman, Grace VanderWaal, Kathryn Hunter, Talia Shire, Dustin Hoffman y D. B. Sweeney encabezan el elenco, de la que podría ser una de las películas del año.
La trama se sitúa en New York, donde una mujer, Julia Cicero, está dividida entre la lealtad a su padre, Frank, que tiene una visión clásica de la sociedad, y a su amante arquitecto, César, que es más progresista y está preparado para el futuro. Quiere reconstruir la ciudad de Nueva York como una utopía tras un desastre devastador.
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Megalópolis apenas sobrevive en Rotten Tomatoes
Con el lanzamiento del film en Estados Unidos, se ha revelado el puntaje en Rotten Tomatoes, que actualmente es de 50% de aceptación. Sin embargo, las críticas son bastante diversas respecto a lo nuevo de Coppola.
NPR:
“Por encima de todo, Coppola cree claramente en el futuro del cine y en que, en un medio plagado de franquicias, basura de streaming y tecnología de inteligencia artificial, todavía hay espacio para una obra de arte en la pantalla grande tan grandiosamente improbable y profundamente humana como Megalópolis. Como muchas de las películas de Francis Ford Coppola, realmente es una película que sale del corazón”.
“Gracias a Dios por Esposito, quien podría ser el antagonista, pero termina cimentando la película de una manera necesaria cuanto más gira por todos lados. (Aunque Plaza es deliciosamente escandalosa). Megalópolis clama por ser una película cursi de serie B, aunque es demasiado seria para ser tonta y demasiado tonta para ser seria. Y claro, se necesitan algunos cambios importantes, como el uso de trípticos como recurso narrativo y la visión de estatuas gigantescas caminando por la ciudad, pero todo es en vano porque la historia es muy incoherente”.
“Y no nos equivoquemos, si Megalópolis, como muchos especulan, marca el final de la carrera de Coppola como cineasta, florece en esa finalidad, sin haber retenido ni comprometido nada. Es una película que opera sin límites y cree desesperadamente que hay un mundo ilimitado que podemos explorar. Ciertamente, deja al público un poquito más dispuesto a imaginar un mundo mejor. Al igual que el niño en el que terminamos centrándonos en Megalópolis, es probable que al principio te deje confundido. Pero, con suerte, al menos te irás a la cama cuando termine y soñarás”.
“De principio a fin, el oficio (dirección, actuación, escritura, edición, diseño) simplemente no existe. El largo último tercio de la película trata sobre la caída de un satélite soviético y la adquisición hostil del banco de Craso. Y los últimos 10 minutos, desde el falo de Voight hasta un primer plano nauseabundo de un bebé, son, francamente, una broma de mal gusto”.
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