Tenemos que hablar de Somebody Somewhere, una de las mejores series de los últimos años, que llegó a su fin este 2024.
Algunos dirán Shōgun, otros Ripley o Baby Reindeer. Sin dudas, de las mejores series nuevas que nos dejó el 2024. Yo ya estaba dispuesta a colocar el drama épico protagonizado por Hiroyuki Sanada, Cosmo Jarvis y Anna Sawai al topo de mi lista, hasta que HBO estrenó la tercera temporada de Alguien en Algún Lugar, dramedia semi-autobiográfica creada por Hannah Bos y Paul Thureen, y protagonizada por la actriz, comediante, cantante y escritora Bridget Everett.
En agosto de este año, a dos meses del lanzamiento, HBO decidió cancelar la serie de manera abrupta. Poco y nada se podía hacer con lo que ya estaba filmado (y terminado), pero el final de temporada –con el episodio ‘AGG’– se convirtió en el mejor desenlace para Sam (Bridget Everett) y su grupo cercano… como si, inconscientemente, supieran que se avecinaba una despedida. El resultado: una de las mejores entregas y series de este 2024.
¿De qué se trata esta serie, cuyos propios intérpretes calificaron como “una mantita cálida” o “un abrazo”? La historia se centra en Sam, mujer de cuarenta y tantos que regresa a su pueblo natal en Manhattan (Kansas) para hacerse cargo de su hermana enferma. Tras los cuidados y esa pérdida que cuesta superar, a Sam no le queda otra que volver a reconectarse con su pasado, su familia distante, y hacerle frente a todos los conflictos de la crisis de la mediana edad. Por suerte, también se reencuentra con un viejo compañero de clases, Joel (Jeff Hiller), otro ‘inadaptado’ como ella que busca encajar en esta pacata comunidad del medio oeste norteamericano. Gracias a él y sus nuevos amigos, Sam puede atravesar el dolor y empezar a aceptarse tal como es, redescubriendo esas pequeñas cosas que le dan satisfacción, como su amor por la música y pararse frente a un micrófono para cantar a todo volumen.
Somebody Somewhere es una historia chiquita, tan sencilla como emotiva, que explora las complicaciones de la condición humana sin muchas vueltas, pero con ternura y honestidad, resaltando aquello que siempre logra brillar en los momentos de mayor oscuridad. Inspirada en la vida de Everett –además, productora ejecutiva de la serie y oriunda de Manhattan–, la historia no deja tema por tocar, desde las adicciones hasta la representación LGBTQi+, el duelo, las relaciones en todas sus formas, la amistad, la paternidad deseada, la religión, los estereotipos y un larguísimo etcétera; pero nunca desde el ‘sermón’ o la condescendencia.
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La idea de Everett nunca fue hacer un programa súper político o que despreciara a la comunidad en la que estaban porque “tampoco es así como sucede en la vida”. El miedo al fracaso siempre estuvo presente en la cabeza de la artista, pero estaba muy confiada sobre la historia que quería contar: “Cuando estábamos haciendo Somebody Somewhere pensé que era muy diferente a cualquier otra cosa en la televisión. Es muy gentil y amable, así que no estaba segura de cómo iba a ser recibida. Sabía que me gustaba y esperaba que eso fuera suficiente”, contó la actriz, y ese logró se extendió a lo largo de tres temporadas donde el crecimiento de los personajes es natural y conmovedor, en partes iguales de risas y lágrimas.
En pocas palabras, es ese abrazo que reconforta cuando más lo necesitamos, sin cuestionamientos ni complejidades; una historia con la que todos nos podemos identificar, porque todos atravesamos inseguridades, momentos de conflicto familiar o algo tan simple (y, a su vez, traumático) como elegir el atuendo para una primera cita.
Somebody Somewhere se fue de manera abrupta, pero en lo más alto, siempre con la música como una protagonista más de esta historia. Bridget compara la impronta de las melodías con la presencia de Nueva York en Sex and the City:
“Están las chicas y luego está la ciudad, que es el quinto personaje. Para mí, la música es el otro personaje del programa y debería ser el número tres en la lista porque es un elemento muy importante. Sin embargo, no se puede mantener este universo naturalista presentando un número musical detrás de otro. La presencia de la música tiene más que ver con cómo es esa parte de la vida de Sam, y cómo va y viene. Por un rato, la música se escapa porque la relación con Joel está más presente, y luego regresa. Veo la música como su forma de comunicarse. A veces es mejor comunicándose que en otras oportunidades, y a veces la música no se trata de que Sam cante, se trata solo de escuchar la melodía”.
Spoiler alert, al final, la música lo dice todo… con una ayudita de ‘The Climb’ de Miley Cyrus. No decimos nada más, vayan a verla. Nosotros nos quedamos atentos a lo próximo que hagan Everett, Jeff Hiller y compañía.
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