Son muchas las películas que, a lo largo de la historia, han reflexionado sobre el propio arte de hacer cine. Y éstas 5 nos fascinan.
El cine dentro del cine es uno de los tópicos favoritos de Hollywood aunque, a veces, la trama se decante por el lado de la sátira y un poco de autocrítica. Durante décadas, guionistas, directores y productores decidieron mirar para adentro y contar –un poco en broma, un poco en serio– algunos de sus conflictos, y para no quedarnos afuera, acá te recomendamos cinco de esas grandes historias.
Cantando Bajo la Lluvia (Singin’ in the Rain, 1952)
Hollywood, 1927. Actores, directores, productores y escritores deben afrontar las dificultades técnicas, y de otras índoles, que supone la problemática transición del cine mudo hacia el sonoro; y aceptar la terrible realidad de que no todas sus grandes estrellas van a encajar en ese nuevo firmamento cinematográfico.
Este clásico musical, pergeñado por Stanley Donen y Gene Kelly, no solo es un gran reflejo de una época confusa (y un poco cruel) para la industria, sino uno de los mejores exponentes del género, que combina encanto, humor, romance y un par de melodías que podríamos tararear hasta el hartazgo.
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Barton Fink (1991)
Joel y Ethan Coen mezclan géneros y se despachan con una de sus mejores historias. Estamos en el año 1941 y Barton Fink (John Turturro), dramaturgo que acaba de tener un éxito tremendo en Broadway, se enfrenta a su próximo desafío: viajar a California para sumergirse en el ambiente hollywoodense.
Alojado en el solitario y oscuro Hotel Earle, Barton empieza a sentir los efectos de la presión y el bloqueo creativo para llevar a cabo una tarea que le resulta ajena. Su intelectualidad debe alcanzar al hombre común, una misión plagada de obstáculos que debe superar para terminar el guion encomendado.
Cautivos del Mal (The Bad and the Beautiful, 1952)
El título local de este maravilloso drama sobre el mundillo del espectáculo, protagonizado por glorias como Lana Turner y Kirk Douglas, no guarda mucha relación con su nombre original, y hasta algún desprevenido podría suponer que Vincente Minnelli se atrevió a realizar una película de terror de bajo presupuesto.
Igual, no podemos negar que hay bastante maldad acumulada en Jonathan Shields (Douglas), un inescrupuloso, ambicioso y manipulador productor cinematográfico que les hace la vida imposible a sus subalternos –un guionista, una actriz y un director– para alcanzar sus objetivos. El ascenso y caída de un magnate visto a través de los ojos de esas personas que se convirtieron en sus peldaños.
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Las Reglas del Juego (The Player, 1992)
Desde su majestuoso plano secuencia inicial, Robert Altman nos introduce en el enmarañado mundo de Hollywood: un paseo por un estudio cinematográfico, sus productores, directores, ejecutivos y hasta algún que otro ‘che pibe’.
Una escena complejísima que nos muestra, de un solo vistazo, a casi todos los personajes y subtramas que aparecerán a lo largo de la película; un thriller que pone en jaque la carrera de un ejecutivo (Tim Robbins), el cual empieza a recibir amenazas de muerte por parte de un guionista del que rechazó su manuscrito. No importan los dramas y los dilemas que se crucen por su camino, en la tierra de los sueños, todo termina con un final feliz.
El Ladrón de orquídeas (Adaptation, 2002)
Spike Jonze dirige, Charlie Kaufman escribe y Nicolas Cage protagoniza esta extrañísima y fantástica comedia dramática que mezcla realidad y ficción, personajes neuróticos, guionistas bloqueados y acomplejados, coleccionistas de flores exóticas y a la maravillosa Meryl Streep como Susan Orlean, la verdadera periodista de The New Yorker que escribió la novela que da título a esta historia.
Cage hace el doble papel del guionista Charlie Kaufman, y el de su hermano ficticio Donald, que tiene la tarea imposible de adaptar un libro sobre flores a la pantalla grande. Susan, por su lado, es una mujer inteligente y ávida de aventuras, que se enamora de un injertador de orquídeas (Chris Cooper) y desencadena un sinfín de acontecimientos inesperados.