Con más de $1.148 millones de dólares recaudados, Aquaman (2018) sigue liderando el ranking mundial como la película más taquillera de DC. La aventura acuática dirigida por James Wan sorprendió a más de uno, en parte, gracias al protagónico de Jason Momoa como un peculiar Arthur Curry. Pero tras el éxito, Wan quiso tomarse un tiempo para desarrollar y darle forma a la mejor continuación, cuya idea salió de la cabeza del propio actor.
En el medio aparecieron unos cuantos contratiempos como la pandemia, la reestructuración de Warner Bros. –mejor dicho, varias reestructuraciones–, las huelgas de Hollywood y un panorama superheroico muy diferente al del momento de la primera entrega (eEs fatiga o un simple reclamo de buena calidad?).
Alcanza con mirar la lista de las películas más vistas de 2023 para entender que el público ya no corre a las salas de cine para ver el último estreno comiquero. Es más, solo Guardianes de la Galaxia Vol. 3 (Guardians of the Galaxy Vol. 3) y Spider-Man: A Través del Spider-Verso (Spider-Man: Across the Spider-Verse) pueden jactarse de su gran suceso, en un mar de fracasos cinematográficos que no colmaron las expectativas de la crítica y el público. En este escenario, complicado por la imposibilidad de los actores de promocionar sus proyectos, el estreno de Aquaman and the Lost Kingdom (2023) provoca varios interrogantes.
La cinta, programada para lanzarse el próximo 20 de diciembre en los Estados Unidos, todavía no nos mostró ni un solo adelanto, más allá de un par de imágenes promocionales y el arte conceptual de lagunas escenas. Los asistentes a la última CinemaCon (que se llevó a cabo en el mes de abril) pudieron ver el tráiler presentado por el estudio, donde se aprecia el “bromance entre Arthur y Orm”, además de varias secuencias épicas de súper acción. ¿No hubiera sido ideal (y muy fructífero) arrancar la campaña de marketing junto a las proyecciones de Barbie, Megalodón 2: El Gran Abismo (The Meg 2: The Trench) o Blue Beetle para empezar a calentar a la audiencia?
Podríamos decir que acá hay pez encerrado o pura especulación por parte del estudio. Después de los fracasos de taquilla de ¡Shazam! La Furia de los Dioses (Shazam! Fury of the Gods) y Flash (The Flash) y el bajo desempeño del Escarabajo Azul, DC/WBD no parece querer arriesgarse, y si la huelga de actores se sigue extendiendo, hay muchas posibilidades de que la película corra con la misma suerte que Dune: Part Two (2024) y encuentre una mejor fecha de lanzamiento durante el próximo año.
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Por el contrario, ¿qué pasaría si Aquaman and the Lost Kingdom llega a los cines del mundo para las festividades? Después de varias idas y vueltas, algunos cameos supuestamente achurados (Ben Affleck, Michael Keaton), un presupuesto excesivo de más de 205 millones de dólares y reshoots que se extendieron hasta el mes de junio pasado; queda claro que el film no está en las mejores condiciones para convertirse en el hit que DC necesita para cerrar esta etapa, antes del arribo del nuevo universo pergeñado por James Gunn y Peter Safran.
A menos de cuatro meses de su estreno, el marketing de Aquaman 2 no muestra señales de vida. Tampoco queda claro el futuro de Momoa en el DCU: al igual que Gal Gadot y su Wonder Woman, los dichos y rumores se contradicen entre sí, y solo nos queda esperar cuanto del viejo universo vuelve a decir presente cuando Superman: Legacy llegue a las salas en 2025.
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