Un año atrás, Barbie y Oppenheimer invadieron los cines y crearon un fenómeno sin precedentes y difícil de repetir: Barbenheimer.

Lo que empezó como un ‘meme’ –y una sana competencia entre estudios– pronto se convirtió en uno de esos fenómenos culturales imposibles de replicar, no importa cuánto lo intenten. El evento cinematográfico llegó cuando las salas más lo necesitaban… y cumplió con creces, rompiendo récords de taquilla y acumulando galardones por el camino. 

Barbenheimer, el estreno simultáneo de Oppenheimer y Barbie, el 21 de julio de 2023 en los Estados Unidos, supuso el choque (y la contraprogramación) de dos películas muy diferentes, donde la espectacularidad y el entretenimiento se cruzan con la visión autoral de sus directores, Christopher Nolan y Greta Gerwig, respectivamente.          

Desde su primer fin de semana de exhibición –de los más taquilleros de todos los tiempos alrededor del mundo–, ambas películas captaron la atención de un público ávido de historias más originales, que siguió asistiendo a los cines más allá del verano boreal. 

Con $1.446 millones de dólares acumulados, Barbie se coronó como el lanzamiento más recaudador del año pasado alrededor del globo… y de toda la historia de Warner Bros., superando todas las entregas de Harry Potter. La comedia protagonizada por Margot Robbie y Ryan Gosling también se quedó con el título de la cinta más taquillera dirigida por una mujer en solitario, un hito que no se consigue todos los días. 

Pero Oppenheimer no se quedó atrás. El drama biográfico basado en la figura de J. Robert Oppenheimer terminó el año como la tercera producción más taquillera a nivel mundial y en ocho meses de permanencia en las salas acumuló 977 millones de dólares, superando apuestas más seguras como La Sirenita (The Little Mermaid), Misión Imposible: Sentencia Mortal (Mission: Impossible—Dead Reckoning) y todas las aventuras superheroicas de Marvel y DC. 

El film protagonizado por Cillian Murphy también se coronó como la biopic más recaudadora de todos los tiempos y una de las mejores películas de 2023, sumando siete premios Oscar, incluyendo Mejor Película y Mejor Director, el primero en la carrera de Nolan.

En un panorama cinematográfico donde los grandes tanques del verano estadounidense y las franquicias no encontraron la fidelidad de su público –Flash, Transformers, Indiana Jones y Ethan Hunt comenzaron sus recorridos en las boleterías por debajo de los pronósticos–, los espectadores apostaron por la ‘doble función’ y abrazaron el reto lúdico y la competitividad fortuita del Barbenheimer, un fenómeno que nació de las redes sociales, impulsado por los propios fans.   

Las buenas críticas y el ‘boca en boca’ hicieron el resto, dejando en claro que la audiencia responde a la calidad y a otro tipo de cine, alejado de las secuelas y las sagas interminables. Al final del día, el éxito de Barbenheimer fue una conjunción de factores: las ganas de los espectadores de volver a las salas y ser parte de un verdadero evento cinematográfico; su bocanada de aire fresco, a pesar de que Barbie es una propiedad intelectual con más de 60 años de historia y Oppenheimer una biopic basada en un libro ganador del premio Pulitzer; y el FOMO que nunca puede faltar. Este es el verdadero fenómeno y por eso es tan difícil de replicar.

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El Barbenheimer de la gente 

El Barbenheimer surgió de la gente y las redes sociales. No fue una movida brillante del marketing de ambos estudios, más bien todo lo contrario. La contraprogramación y la retroalimentación que generaron las dos películas excedieron cualquier chiste y análisis que se pueda hacer al respecto. 

Como ya dijimos, es un fenómeno cultural imposible de replicar, aunque los estudios no dejen de pensar en cómo crear el próximo evento en un futuro inmediato… como ya está pasando con el estreno coincidente de Gladiador II (Gladiator II) y Wicked, ambas programadas para estrenarse en Estados Unidos y otros países el 22 de noviembre. 

Y sí, los ejecutivos de las majors no siempre aprenden las lecciones correctas cuando se dan este tipo de sucesos, pero nada se pierde con intentar, ¿no? Lo más importante es que sigan apostando por historias diversas, balanceando las propiedades intelectuales y las franquicias con proyectos más adultos, aunque estén camuflados de blockbusters. 

Darles la oportunidad a cintas más chicas, a realizadores emergentes y a los veteranos con ideas ambiciosas. La supervivencia del cine depende de cada una de estas producciones y miradas, no solo de las aventuras superheroicas o las películas animadas para toda la familia; tampoco de los estrenos de Christopher Nolan o las crisis existenciales de la famosa muñeca de Mattel.  

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