La batalla legal entre Disney y Scarlett Johansson se complica. La actriz demandó al estudio en julio por incumplimiento de contrato, alegando que el estreno simultáneo de Black Widow en cines y streaming había perjudicado sus ganancias. Disney respondió que el contrato no estipula exclusividad en salas, y en la noche del viernes, los abogados de la empresa exigieron a la justicia que la demanda se resuelva a través de un arbitraje privado: una vía alternativa de resolución de conflictos que mantiene la negociación fuera del registro público.
El expediente de esta última estrategia legal no nombra a Johansson sino a su productora Periwinkle Entertainment, y explica que el contrato que se firmó acuerda resolver cualquier diferencia a través de un arbitraje. Aún así, las palabras con las que los abogados expresan su desacuerdo con la demanda de la actriz siguen siendo duras: “Periwinkle excluyó a Marvel de su demanda para evadir este resultado inevitable, involucrando a Disney en busca de publicidad. Pero los principios legales no permiten estos juegos”.
Johansson, como toda profesional de cierta prominencia en Hollywood, firmó un contrato con Disney/Marvel en el que estipula que recibiría un porcentaje de las ganancias cuando la película recupere la inversión de producción y marketing en taquilla. Black Widow se estrenó el 9 de julio y lleva recaudados 368 millones de dólares en salas de cine de todo el mundo. Menos que cualquier película de Marvel desde El Increíble Hulk (2008) que recaudó solo 264 millones.
Black Widow costó 200 millones de dólares y el presupuesto de marketing suele ser igual al de producción. Por lo tanto, se estima que necesita 400 millones para generar ganancias oficialmente.
La diferencia con las demás películas de Marvel es que Black Widow fue estrenada en simultáneo en salas de cine y en Disney+ Premier Access, el servicio que permite alquilar un estreno por 30 dólares (en Estados Unidos) o unos mil pesos (en Argentina). Este expediente revela un nuevo dato: la película generó 125 millones de dólares adicionales a través de Premier Access, y no generará más porque ya no está disponible en el servicio. El texto también confirma que Disney decidió compartir un porcentaje de las ganancias de streaming con la actriz, aunque no específica si es el mismo valor que se había acordado para las entradas de cine.
Aún así, los números son (relativamente) bajos. La última película de Marvel en sumar menos de 500 millones de dólares de recaudación total fue Thor (2011). Para Disney es normal, ya que los resultados comerciales de Black Widow se vieron afectados por la pandemia. El estudio decidió retrasar un año el estreno, pero por las necesidades narrativas del universo Marvel, esa fecha no podía seguir moviéndose.
Las dos partes tienen argumentos sólidos. Disney tomó la decisión más lógica después de múltiples retrasos. Johansson considera que la decisión no tuvo que ver con el destino de la película sino con la oportunidad de sumar suscriptores y publicidad a Disney+. La justicia decidirá quién tiene la razón.
Pero el problema urgente está en el impacto en la imagen del estudio.
Johansson demandó el 29 de julio. Ese mismo día los abogados de Disney emitieron fuertes declaraciones, acusando a la actriz de una demanda “triste y preocupante, que demuestra cruel insensibilidad al prolongado impacto global de la pandemia de COVID-19”. La declaración también reveló el sueldo de la actriz (20 millones de dólares), algo que generalmente está mal visto en la industria. La posible intención fue demostrar que Johansson fue ampliamente compensada, pero el valor está lejos de ser el más alto de la industria.
Fue una respuesta apresurada que generó críticas de la prensa, el movimiento feminista Time’s Up, el gremio de actores, y que, según confirman fuentes confiables, causó incomodidad en el director creativo del MCU Kevin Feige. Por algo estos nuevos expedientes apuntan a la productora y no a la actriz.
Aún así, el lenguaje de este último movimiento legal de Disney recibió una respuesta igual de terminante por parte de la actriz. El sábado sus abogados respondieron que este nuevo expediente es un “ataque misógino” por parte de Disney y acusan a la empresa de “ocultar su conducta errónea en un arbitraje confidencial”. La declaración termina con la pregunta: “¿por qué Disney tiene tanto miedo de litigar este caso en público?”
Es una pregunta inteligente, ya que en el mes que pasó desde la demanda el apoyo a Johansson ha sido consistente. Además de las declaraciones oficiales de gremios e instituciones, las críticas vienen de adentro: Elizabeth Olsen (Wanda Maximoff en el MCU) celebró que la actriz pelee por sus derechos y el productor independiente Jason Blum que está produciendo una serie para Disney+) declaró que la lucha de Johansson representa a toda la comunidad creativa.
Los efectos comerciales también fueron inmediatos. A finales de julio corrió el rumor de que Emma Stone estaba considerando una demanda similar por el estreno simultáneo de Cruella, pero el 13 de agosto firmó contrato con Disney para una secuela de la precuela que, según sus agentes, representa un nuevo tipo de negociación que incluye la importancia de los servicios de streaming.
Nunca sabremos lo que pasó en esa negociación, pero se puede percibir el interés del estudio por mantener a sus talentos felices en la reciente confrontación pública entre el nuevo CEO Bob Chapek y el actor Simu Liu por Shang-Chi. Chapek llamó al estreno exclusivo en salas de esta nueva película un “experimento”, y Liu respondió que su película no es ningún experimento sino una celebración de una cultura. Feige, una vez más, tuvo que poner paños fríos en la alfombra roja de la película.
Johansson cuenta con esta cobertura. Los expertos legales están de acuerdo en que el caso probablemente no prospere y que la actriz y Disney terminarán llegando a un acuerdo extrajudicial. Por lo pronto, esta última salva de cañonazos publicitarios demuestra que la tinta seguirá corriendo hasta que el tema finalmente se resuelva.
Black Widow no fue un proyecto más para Scarlett Johansson. Fue la película en la que la actriz tomó el control de un personaje que siempre había estado relegado a la historia de los “grandes héroes”.
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