jueves, noviembre 21, 2024

Uno de los más grandes clásicos de Hayao Miyazaki, El Delivery de Kiki, celebra los 35 años desde su estreno.

Para el año 1987, los nombres de Miyazaki e Isao Takahata ya estaban bien posicionados en el ámbito animado japonés. Studio Ghibli empezaba su celebrado recorrido de la mano de producciones como Nausicaä del Valle del Viento (Kaze no tani no Naushika, 1984) –aunque no pertenece oficialmente al estudio– y El Castillo en el Cielo (Tenkû no shiro Rapyuta, 1986), y Majo no Takkyūbin (El Servicio de Correos de la Bruja, 1985), la novela infantil de Eiko Kadono, seguía cosechando galardones literarios. 

Intuyendo las posibilidades de esta historia fantástica, Group Fudosha se apuró a adquirir los derechos con todo el potencial de una película animada dirigida por cualquiera de los mencionados realizadores. Sin embargo, Miyazaki estaba concentrado en Mi Vecino Totoro (Tonari no Totoro, 1988) y Takahata hacía lo propio con los últimos detalles de La Tumba de las Luciérnagas (Hotaru no Haka, 1988). A pesar de su apretada agenda, Hayao se comprometió en el papel de productor, mientras Ghibli se abocaba a la tarea de encontrar al mejor director.  

Así comenzó a tomar forma El Delivery de Kiki (Majo no Takkyûbin, 1989), reclutando a Katsuya Kondo como el diseñador de personajes y a Hiroshi Ohno como director de arte de la cinta. Al final, Miyazaki delegó la tarea de dirección en el debutante Sunao Katabuchi –con quien había trabajado en Sherlock Hound (Meitantei Holmes, 1984-1985)– y dejó el guion en manos de Nobuyuki Isshiki, el cual abandonó la producción cuando Miyazaki no quedó satisfecho con su primer borrador, “demasiado adusto y divergente de su propia visión de la película”. 

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El Delivery de Kiki Banner 3
Studio Ghibli

Kadono sitúa su relato en una ficticia ciudad al norte de Europa. Como parte del proceso de preproducción, Hayao y su equipo viajaron a Suecia en busca de inspiración y así Koriko tomó muchos elementos prestados de Estocolmo, Visby y la isla de Gotland. En la cabeza del director, la urbe se ubica entre las costas del Mediterráneo y el Mar Báltico, ambientada en una alternativa década del cincuenta donde la Primera y la Segunda Guerra Mundial nunca se llevaron a cabo. 

Tras el regreso a Japón, Miyazaki se comprometió mucho más con la historia, sumando nuevas ideas y modificando otras tantas, alejándose cada vez más del material literario. Su borrador estuvo listo a mediados de 1988, junto con la confirmación de su trabajo detrás de las cámaras, justamente, por cómo su influencia había repercutido en cada aspecto del proyecto. El realizador quería concentrarse en ciertos tópicos como la lucha por la independencia y la madurez de su joven protagonista, por eso Kiki debía enfrentar desafíos mucho más grandes y potentes. 

“Como las películas siempre crean un sentimiento más realista, Kiki sufrirá mayores reveses y soledad que en el original”, justificaba el director ante las quejas de la autora, quien no aprobaba las diferencias entre el libro y la cinta, tanto así, que la producción estuvo a punto de cancelarse en su etapa de guion. Kadono cambió de idea cuando Miyazaki y el productor Toshio Suzuki la invitaron al estudio, y pudo comprobar que su criatura estaba en las mejores manos. 

El Delivery de Kiki va mucho más allá del simple relato fantástico: nos presenta una historia atemporal que resume en la joven y fogosa protagonista, no solo los clásicos rituales de la brujería, sino el dogma del feminismo más actual. Para Miyazaki, la película retrata el abismo entre la independencia y la dependencia de las adolescentes japonesas, una transición atravesada por la búsqueda de trabajo, la aceptación, la vulnerabilidad y el aislamiento, entre otras dificultades.   

“Cuando era joven, Kiki se convirtió en un símbolo de perseverancia y el poder tomar decisiones en tu vida, independientemente de cuál pueda ser la norma social en ese momento”, aseguró la periodista Konstantina Buhalis, una de las tantas autoras influenciadas por la joven bruja.   

La cuarta producción de Studio Ghibli llegó a los cines de Japón el 29 de julio de 1989; fue todo un suceso comercial y el film más taquillero del año en el país asiático. En 1998 llegó a las pantallas de Estados Unidos gracias a la distribución de Disney, pero tuvo sus contratiempos cuando el Concerned Women for America decidió boicotear las proyecciones, citando la difusión de la brujería y “una agenda más oscura por parte del estudio”. A pesar de los ‘detractores’, El Delivery de Kiki sigue siendo una de las películas más celebradas de Miyazaki y una gran favorita de grandes y chicos. ¡Felices 35! 

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El Delivery de Kiki Banner 1
Studio Ghibli

¿De qué se trata?

Como toda bruja de 13 años, y como bien dicta la tradición, Kiki ya está lista para abandonar su hogar y encontrar la ciudad perfecta para completar su entrenamiento. La joven hechicera no parece tener otra habilidad más que la de volar, pero igual debe partir para conectarse con su verdadera vocación. 

Acompañada por Jiji –su incondicional gatito negro–, la radio de su papá y la confiable escoba de su mamá, la bruja emprende la travesía hacia el mar, donde decide establecerse en la costera ciudad de Koriko. Su arribo no causa la primera mejor impresión, aunque Kiki logra llamar la atención de Tombo, un adolescente obsesionado con la aviación, quien no puede evitar admirar sus poderes. 

También obtiene la empatía de Osono, dueña de una panadería que le ofrece un modesto alojamiento a cambio de su ayuda en la concurrida tienda. Buscando la independencia económica, Kiki resuelve abrir su propio negocio: un servicio de entregas a domicilio vía bruja voladora.  

Algunos datos curiosos

– La obra de Ursula se titula “El Barco que Vuela sobre el Arcoíris” y fue pintada por los alumnos de una escuela para chicos con capacidades especiales. 

– El biplano de cuatro motores (sesquiplano) que Kiki ve durante los créditos está basado en el Handley-Page HP42, un modelo que ya había sido destruido para el año 1941.  

– Los paisajes de la ficticia Koriko se inspiraron en las ciudades suecas de Estocolmo y Visby, además de Lisboa, París, San Francisco y Milán. 

– A lo largo de los 103 minutos de película, se utilizaron 462 colores y se completaron 67.317 celdas de animación tradicionales. 

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Jefa de redacción. Nolaniana incurable. DC me da y me quita.