Gattaca cumple 27 años: Un clásico de culto adelantado a su tiempo

Celebramos el aniversario número 27 de una película que merecía mucho más reconocimiento del que recibió, Gattaca.

El neozelandés Andrew Niccol venía dirigiendo comerciales en el Reino Unido, y adquiriendo experiencia detrás de las cámaras, cuando se le presentó la oportunidad de debutar en la pantalla grande con su primer largometraje: la visión biopunk de una sociedad futurista y distópica obsesionada con la perfección, donde los niños son concebidos en laboratorios a través de la manipulación genética para asegurarse de que hereden las mejores cualidades de sus progenitores, evitando todo tipo de defectos ‘de nacimiento’.

Para darle vida a Gattaca (1997), el realizador buceó en varias disciplinas y las esparció a lo largo de su historia: desde la eugenesia hasta las ciencias forenses y la ingeniería social, intereses “difíciles de evitar por el momento, ya que no se puede agarrar un periódico sin leer algo al respecto”, decía por aquel entonces.

Dejando de lado el enfoque estilizado y futurista, Niccol aseguraba que no se trataba solamente de una narración de ciencia ficción:

“En cierto sentido, sigue siendo una historia clásica sobre el triunfo del espíritu humano. A pesar de todos estos adornos modernos, se enfoca en un hombre que vence a las probabilidades, más allá de que estas resultan ser probabilidades genéticas. Este aspecto es lo que me interesa tanto como la ciencia”.

El cineasta comenzó a desarrollar el guion sin tener un título definido. Durante el proceso llenó varios cuadernos con anotaciones y dibujos, una práctica poco frecuente para cualquier profesional, pero bastante útil para un principiante:

“Me dijeron que esta no era la forma convencional de hacerlo, pero como nadie me dijo cuál era la correcta antes de empezar… O sea, arranqué con esta gran pared en blanco y empecé a llenarla con imágenes, las cuales iba revisando a medida que avanzaba con la escritura. Este es un medio visual y, a menudo, la mejor manera de explicarle tu visión a un diseñador es mostrándosela. Espero sus aportes con los brazos abiertos, pero acá tenía ideas muy específicas”.

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Un presupuesto bajo y una apuesta grande

Niccol contó con un presupuesto bastante acotado –apenas 36 millones de dólares– que supo exprimir hasta el último centavo, sacando provecho de un gran equipo técnico proveniente de un círculo más independiente y europeo. Gattaca tiene todas las características de una película de ciencia ficción, pero también se guía por el tono y el ritmo de un drama de época.

El diseñador de producción Jan Roelfs logró amalgamar todos estos elementos y el enfoque del realizador a través de un estilo retro-futurista que resalta en la arquitectura californiana y los automóviles de las décadas del cincuenta y sesenta, dando como resultado una atmósfera ordenada y de control absoluto donde todos los individuos parecen desapegados y contenidos; aunque Roelfs deja el espacio suficiente para que los personajes, la escritura y los temas del director puedan respirar y desarrollarse.

“Cuando estás tratando de crear el futuro todo es un tema de discusión. Las personas se acercan y te dicen: ‘Bueno, Andrew, ¿cuál es la lapicera del futuro?, ¿Cuál es la lamparita del futuro?’; y como no tenía el dinero para crear esas cosas, decidí arrastrar una gran parte del pasado y del presente hacia el futuro y usar diseños más clásicos”.

Muchas de las edificaciones ‘futuristas’ que aparecen en Gattaca forman parte de un estilo arquitectónico posmoderno conocido como brutalismo –muy popular en la década del cincuenta–, como el Marin County Civic Center de San Rafael, diseñado por Frank Lloyd Wright en 1957, o el Sepulveda Dam construido en los años treinta:

“Lo elegimos porque también era un período en el que las personas se mostraban optimistas sobre el futuro. Una noción que ya no existe”.

Niccol se rodeó de un elenco de jóvenes actores encabezado por Ethan Hawke (Vincent Freeman), Uma Thurman (Irene Cassini), Jude Law (Jerome Eugene Morrow) y Loren Dean (Anton Freeman), acompañados por figuras más reconocidas como Alan Arkin y Ernest Borgnine. La película tuvo su estreno mundial el 7 de septiembre de 1997 en el Festival Internacional de Cine de Toronto, una gran vidriera de cara a la temporada de premios. Lamentablemente, la taquilla fue despiadada con Gattaca y ni siquiera logró recuperar lo invertido, pero se ganó su lugar indiscutido entre los clásicos de culto de la ciencia ficción de finales de los noventa que, 27 años después, no podemos dejar de ver.

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¿De qué se trata Gattaca?

Desde que era chiquito Vincent Freeman (Ethan Hawke) sueña con viajar al espacio, pero las estrellas son inalcanzables para individuos como él, concebidos de forma natural. La sociedad futurista en la que vive está dividida entre estos seres imperfectos que solo pueden aspirar a tareas indeseadas y aquellos cuyo ADN ha sido manipulado genéticamente para evitar cualquier tipo de defecto hereditario.

Sabiendo que una anomalía cardíaca lo pone en desventaja, decide tomar la única oportunidad que se le presenta: asumir la identidad de Jerome Morrow (Jude Law), un deportista inválido, pero inigualable en todos los demás aspectos. Con su nueva personalidad, y el material genético de Jerome, Vincent logra ingresar a Gattaca, la agencia espacial que lo puede enviar a Saturno. Pero a pocos días del despegue, el director de la misión es asesinado, desencadenando una investigación policial que puede desenmascarar la verdadera identidad de Freeman.

Algunos datos curiosos

Muchos de los personajes tienen nombres simbólicos como Eugene, en clara referencia a la eugenesia.
Los científicos de la NASA la eligieron como la película de ciencia ficción más precisa que se haya hecho hasta ese momento.
El nombre Gattaca se desprende de las iniciales de las proteínas que forman el ADN: adenina, guanina, citosina y timina.
Todos los anuncios hechos dentro del edificio de Gattaca son en esperanto, lenguaje del siglo XIX.