Celebramos 37 años desde el estreno de un enorme clásico del cine de horror, Hellraiser, que marcó una era.

Disconforme con el resultado de Rawhead Rex (1986) y otras adaptaciones cinematográficas basadas en sus novelas, Clive Barker decidió ponerse detrás de las cámaras para llevar a la pantalla grande su más reciente obra literaria: The Hellbound Heart. 

Juntando algunos apuntes y esquemas ‘primitivos’ que daban una idea general de la película, el autor británico se acercó al productor Christopher Figg, quien le aseguró un contrato con New World Pictures. Originalmente, la cinta iba a titularse igual que la novela, pero el estudio creyó que sonaba demasiado “romántico” para una historia de terror corporal. Barker propuso cambiarlo a Sadomasochists from Beyond the Grave, pero queda claro que fue rechazado por su explícito contenido sexual. 

A finales de 1986 comenzó el rodaje de Hellraiser, el Pacto (Hellraiser, 1987) en estudios y locaciones de Londres, dando origen a una saga/franquicia de once películas –y una serie de cómics– de las que nadie, incluso su autor, jamás pensó que tendría semejante éxito y estatus de obra de culto. La historia iba a transcurrir en Inglaterra, pero New World pensó que el film sería más vendible si estaba ambientado en los Estados Unidos; de ahí que los diálogos de muchos de los actores británicos, incluyendo a Sean Chapman (Frank Cotton) y Oliver Parker, hayan sido doblados por compañeros al otro lado del charco.

La filmación iba a durar unas siete semanas, pero terminó extendiéndose a casi diez debido a las complicaciones con los efectos especiales y la propia inexperiencia de Barker como director, algo que nunca trató de ocultar. El realizador recuerda con mucho cariño al equipo técnico y al elenco “que supieron perdonar mis ineptitudes y tratarme amablemente aunque no entendiera la diferencia entre un lente de 10 milímetros y uno de 35”. 

Filmar en una casa verdadera con un presupuesto acotadísimo obligó a Barker a poner a prueba toda su creatividad al servició de la narrativa y la fotografía de la película. No había mucho lugar para emplazar más de una cámara, lo que dio como resultado tomas desde un solo ángulo y muchos movimientos verticales. 

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El ático fue la única habitación recreada en estudios, debido a las complicadas tomas de efectos especiales. Esas semanas extras de rodaje, y algo de presupuesto adicional, estuvieron destinados al ‘renacimiento’ de Frank, que incluye brazos animatrónicos, fotografía inversa y modelos de cera para mostrar la regeneración de sus órganos. 

Barker sacó la inspiración para los Cenobitas de una mezcla entre punks, catolicismo y sus visitas a los clubes sadomasoquistas de Nueva York y Ámsterdam. El estudio quería que estén representados por simples dobles para ahorrar costos, pero el director debutante insistió en que fueran actores ya que, aunque los personajes no fueran a hablar en pantalla y se ocultaran bajo una tonelada de maquillaje, su lenguaje corporal ayudaría a transmitir sus personalidades. 

A Doug Bradley (Pinhead) le dieron la oportunidad de interpretar a uno de los hombres de la mudanza o al líder Cenobita. El actor casi no acepta el icónico personaje, ya que siendo su debut cinematográfico, sería más interesante mostrar la cara para ser reconocido y lograr nuevos papeles. Por suerte aceptó ponerse en la piel del villano, amado por los fans del género y responsables de su característico mote. 

En los primeros borradores, el personaje de Bradley aparecía como ‘Priest’ (sacerdote), pero pronto se convirtió en el ‘líder Cenobita’. Pinhead se originó como un apodo de los fanáticos y empezó a usarse en la secuela, a pesar del desagrado del propio Barker.

La censura fue otro de los inconvenientes que tuvo que afrontar Hellraiser: “Tuvimos un pequeño problema con el erotismo. Yo había rodado una secuencia de flashback mucho más sensual que hubo que cortar. La mía era más explícita y menos violenta, así que sustituimos una depravación por otra”. 

Al momento del estreno –el 11 de septiembre de 1987, en su Inglaterra natal–, el ente regulador buscó bajar el tono en las pantallas y también le pusieron un pero a varias escenas sangrientas y bien gráficas de este clásico que, 37 años después, sigue generando continuaciones, amor y rechazo. 

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¿De qué trata Hellraiser?

Con la intención de explorar los placeres más ocultos, Frank Cotton (Sean Chapman) consigue un extraño artefacto que, al resolver el acertijo que propone, abre la puerta hacia otras dimensiones. Goce y dolor extremos es lo que experimenta antes de que su cuerpo sea desgarrado completamente por unas criaturas conocidas como Cenobitas. 

Años después, su hermano Larry (Andrew Robinson) se muda a la casa abandonada junto con su esposa Julia (Clare Higgins), sin sospechar de los horrores que ocurrieron en el ático. Cuando un pequeño accidente provoca que algunas gotas de la sangre de Larry se derramen sobre el suelo del desván, los despojos de Frank empiezan a volver a la vida; pero para completar su resurrección necesita mucha más hemoglobina. 

Julia, quien tuvo un fogoso romance con su cuñado y aún siente la pasión que hay entre ellos, decide ayudarlo a conseguir su objetivo, mientras que Kirsty (Ashley Laurence), la hija de Larry, comienza a sospechar que algo extraño ocurre en el hogar. 

Algunos datos curiosos

• Chatterer y Butterball tenían originalmente un diálogo, pero el maquillaje no hacía posible que fuera coherente. 
• Clare Higgins odia las películas de terror. Nunca vio Hellraiser completa y durante la premiere se retiró a los 10 minutos.
• Los diálogos de Chapman (como muchos de los actores ingleses) fueron doblados por intérpretes americanos. 
• La banda sonora fue compuesta por el grupo industrial Coil, pero el estudio mandó a regrabarla para no pagar regalías. 
• Seis horas tardaban en aplicarle el maquillaje cenobita a Doug Bradley, ahora conocido como Pinhead.

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