En medio de un enorme cambio en la industria cinematográfica y, en especial, en Hollywood, muchas películas reciben críticas por su duración.

“Ninguna buena película es demasiado larga y ninguna mala película es lo suficientemente corta”, supo decir el genial Roger Ebert, haciéndose eco de un tema que vuelve a dar de qué hablar por los pasillos de Hollywood. ¿Los estrenos actuales son demasiado largos? como declaró Alexander Payne  –director de Entre Copas (Sideways, 2004) y la próxima Los Que Se Quedan (The Holdovers, 2023), que apenas pasa los 130 minutos– en una entrevista durante el Festival de Cine de Middleburg. 

“Querés que tu película sea lo más corta posible. Hoy en día, hay demasiadas películas largas”, dijo Payne, y añadió que una historia puede lograr una duración prolongada, pero “si tu película dura tres horas y media, al menos que sea la versión más corta posible de una película de tres horas y media”. En pocas palabras, un film tiene que durar lo justo para no quedarse corto, ni extenderse más allá de lo necesario. El realizador no dio ejemplos concretos, aunque no podemos evitar pensar en Los Asesinos de la Luna (Killers of the Flower Moon, 2023) de Martin Scorsese: el estreno más reciente de 206 minutos. 

La última gran producción de Marty ya tiene la aprobación de la crítica y el público, aunque muchos coinciden en que “podría haber sido un poquito más corta”. El propio realizador salió a defender la duración de su criatura, comparando la experiencia cinematográfica con una maratón seriéfila de fin de semana; un punto a favor ante las quejas de los detractores con un alto déficit de atención. Sin ir muy lejos, y para sumar algunas pruebas irrefutables, Avengers: Endgame (2019) y sus 181 minutos, Avatar: El Camino del Agua (Avatar: The Way of Water, 2022) de 192 minutos y Titanic (1997) con 194 minutos, le dan un poco la razón desde el Top 5 de las películas más taquilleras de todos los tiempos. 

Podemos argumentar que Los Asesinos de la Luna no tiene escenas de acción per se o superhéroes para ‘enganchar’ a la audiencia masiva, pero tampoco los tiene Oppenheimer (2023), la tercera película más recaudadora en lo que va de este año, con más de 945 millones de dólares acumulados a nivel mundial y sus tres horas clavadas de metraje. No hay que dejar de lado su calificación ‘R’ (para mayores de 16 años en la mayoría de los países), un tema bastante adulto y mucha terminología científica. En este punto, le podemos dar la derecha a Payne en algunos aspectos, pero también podemos asegurar que los espectadores responden –ante todo– a lo que ocurre en la pantalla.

El éxito de Oppenheimer sobrepasó las expectativas más entusiastas del estudio y de sus realizadores, pero hay un dato que es fundamental: la audiencia promedio no supera los 35 años de edad, el mismo target que llenó las salas el pasado fin de semana durante el estreno de la cinta de Scorsese. Fatiga superheroica o no, las audiencias más jóvenes están invirtiendo (su tiempo y dinero) en historias más ‘adultas’, abriendo la posibilidad de éxito a dramas de prestigio que no siempre alcanzan la popularidad. Ojo, esto no siempre fue así, pero en los últimos años, sobre todo en las post-pandemia, este tipo de cine no encontró su lugar en las salas y terminó ‘muriendo’ en las plataformas de streaming. 

La ‘queja’ de Payne también tiene que ver con un ángulo estrictamente comercial. Las películas largas conllevan más recursos y presupuesto, además de tener menos pasadas por día al momento de llegar a las salas. Esto, obviamente, se traduce en menos ingresos, pero los exhibidores se convierten en aliados cuando entienden que sumando más funciones todos ganan. Es lo que ocurrió con las sesiones matutinas, muy tempranas, de Oppenheimer durante el verano boreal para satisfacer las demandas; y lo que puede llegar a pasar en épocas festivas si la audiencia acompaña a Scorsese y DiCaprio en esta nueva aventura o a algunos de los estrenos que se avecinan y pisan fuerte para la temporada de premios.  

Tal vez sea una moda pasajera, tal vez sea la conjunción de un público harto de las mismas franquicias en busca de una cartelera renovada. Nombres como los de Scorsese, Christopher Nolan, Quentin Tarantino o Ridley Scott siempre ayudan entre el público cinéfilo, pero más que nada es la apuesta de los estudios para llevar estas historias a la pantalla grande y confiar en la respuesta de su audiencia. “Si lo construyes, ellos vendrán”… no importa si dura dos o tres horas y media. 

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