La nueva película de Francis Ford Coppola, Megalópolis, se estrenó en Cannes y generó reacciones mixtas.
A 13 años del estreno de su último film, Coppola vuelve a la pantalla grande con una nueva y ambiciosa apuesta que promete colarse entre las producciones más destacadas del año, solo por los nombres que tiene detrás. Y no hablamos solo del realizador.
Adam Driver, Nathalie Emmanuel, Giancarlo Esposito, Jon Voight, Laurence Fishburne, Aubrey Plaza, Shia LaBeouf, Jason Schwartzman, Grace VanderWaal, Kathryn Hunter, Talia Shire, Dustin Hoffman y D. B. Sweeney son tan sólo algunos de los actores que se destacarán en esta nueva aventura cinematográfica.
El film se sitúa en New York, donde una mujer, Julia Cicero, está dividida entre la lealtad a su padre, Frank, que tiene una visión clásica de la sociedad, y a su amante arquitecto, César, que es más progresista y está preparado para el futuro. Quiere reconstruir la ciudad de Nueva York como una utopía tras un desastre devastador.
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¿Qué dicen los que ya vieron Megalópolis?
“En el mejor de los casos, sus numerosos fracasos pueden dar como resultado un tiempo descuidado y entretenido con lecturas de líneas horribles, actuaciones insulsas y una realización cinematográfica ostentosa, que te hará girar la cabeza por su falta de cohesión.
Pero en el peor de los casos, tal como dice Vesta Sweetwater después de su actuación musical: Puedes ver a través de mí, podemos ver a través de Coppola y lo que posiblemente estaba tratando de lograr al contar esta elaborada historia, lo que sólo la hace aún más desgarradora”.
“Y Megalópolis, en su momento más deslumbrante y audaz, atraviesa la pantalla para cerrar la brecha entre la vida y el pensamiento, el arte y la realidad. Es un momento que tal vez sólo exista en Cannes, de la misma manera que el sueño de Coppola de remezclar en vivo Twixt durante una gira nacional no logró sobrevivir más allá de su panel en la Comic-Con, pero la imposibilidad de replicarlo mañana no es excusa para no celebrarlo hoy. Como gran parte de esta película, la escena en cuestión no nos muestra tanto el futuro del cine como galvaniza nuestro deseo de asegurarnos de que lo tenga”.
“Megalópolis no exhibe esa maldición común de pensar que es más inteligente de lo que es, pero tampoco estoy seguro de que esté a la altura incluso del más superficial de los exámenes más profundos. Hay audiencias que estarán mareadas por su locura, otras enojadas por un aparente desperdicio de puro talento como director.
Pero para la gran mayoría del hoi polloi cinematográfico, habrá la reacción más maldita: la indiferencia. Megalópolis no es una película para ver mientras se hace un scroll fatal. Gran parte de su alegría será verlo en una sala, como lo hice yo, con la energía de una audiencia cada vez más perturbada por lo que estaban presenciando”.
“Megalópolis podría ser la cosa más loca que he visto en mi vida. Y mentiría si dijera que no disfruté cada segundo de ello”.