Para un guionista de cómics de superhéroes no existe un pico más alto que escribir la serie principal de Batman. Con más de 80 años de historia, el Murciélago suele ser el cómic más vendido de cada mes. La forma de alcanzar a un público masivo a la vez que se contribuye a la historia del personaje más popular del mundo.
En 2019 DC Comics nombró a James Tynion IV como nuevo guionista de Batman. El lunes pasado, luego de menos de dos años en el puesto, Tynion renunció. No para pasarse a Marvel o fundar su propia editorial, sino para publicar cómics independientes en Substack, una plataforma dedicada a las newsletters. Emails semanales que se reciben por suscripción.
Y no fue sólo él. La semana pasada confirmaron su pase Jonathan Hickman (responsable del exitoso lanzamiento de X-Men de 2019), Chip Zdarsky (Daredevil, Spider-Man) y varios autores que llamaron la atención en los últimos años como Molly Ostertag y Saladin Ahmed. Algunos seguirán escribiendo cómics “corporativos”, otros se retirarán por completo de los grandes sellos editores.
El nuevo modelo es similar para todos. Cada uno tendrá su propio sello dentro de la plataforma Substack, y los lectores podrán pagar suscripciones de 7 dólares por sello para leer directamente en su correo todo lo que su creador favorito publique: cómics, ensayos, anécdotas. Todo en digital, claro, pero considerando que un solo cómic de 24 páginas de Marvel, DC o Image en ese formato vale entre 3 y 5 dólares, no es un mal negocio.
Substack, que se estableció durante 2020 como un espacio (a veces polémico) para periodistas individuales, está creciendo a toda velocidad en el mundo del cómic gracias a términos inusualmente generosos para la industria.
Aunque los autores no revelaron sus contratos individuales, se sabe que hay un pago inicial que cubre el equivalente a un año de suscripciones de acuerdo a la prominencia de cada autor, dando tiempo suficiente para que cada creador encuentre su propia audiencia. Además, y quizás más importante, Substack no pide derechos de explotación sobre las obras publicadas en su plataforma. El guionista (y los artistas con los que colabore) serán los dueños absolutos de cada cómic, y pueden pactar con otras editoriales tradicionales para editar en formato físico o con Netflix para producir una serie sin que Substack se lleve un centavo.
Los superhéroes conquistan el cine, la televisión, y los videojuegos. Parece increíble que en el momento cultural más relevante de la historia de Marvel o DC, las grandes editoriales estén dejando partir a sus mejores creativos. Tiene que haber una razón. O por ahí hay dos: compensación justa y libertad creativa.
Se han escrito libros enteros sobre la forma en la que Marvel y DC soltaron la mano a sus creadores más importantes. Joe Shuster y Jerry Siegel, creadores de Superman, pelearon durante años por regalías. Bill Finger, guionista original de Batman, no fue acreditado por su trabajo durante décadas. Jack Kirby, el tipo que creó los universos modernos de Marvel y DC, sufrió todo tipo de injusticias laborales. Hasta el legendario Stan Lee, que en sus últimos años fue casi la mascota de Marvel, tuvo que demandar a los dueños anteriores en 2002.
El mismo lunes en el que Tynion anunció su renuncia a Batman, el diario inglés The Guardian publicó un informe demoledor sobre la forma en la que Marvel y DC compensan a los creativos que trabajaron en sus personajes. Según los guionistas y dibujantes que el diario entrevistó, Marvel no paga regalías por las contribuciones artísticas, sino que envía una carta “de cortesía” con un cheque por cinco mil dólares y dos entradas a la premiere. Por películas que recaudan más de mil millones.
Algunos guionistas con más poder en la industria, como el creador de Thanos Jim Starlin, tienen contratos más generosos, pero no existe una compensación equitativa, y los veteranos de la industria no están en condiciones para demandar a corporaciones como Warner o Disney. Ed Brubaker fue el creador del «Soldado del Invierno«, y con el argumento de que no es un personaje original sino una transformación de Bucky, sus regalías son insignificantes. Es más, Brubaker dice que le pagaron más por su cameo en Capitán América: El Soldado del Invierno que por su trabajo como creador: “debo ser la única persona que no está entusiasmada por la serie de Disney+, veo los pósters y me dan náuseas”.
Eso no significa que Brubaker no haya sido compensando por su creación original. Pero cuando firmó el contrato para escribir Capitán América en 2005 Marvel no tenía un estudio ni era parte de la corporación Disney. Los términos que parecían generosos en ese momento hoy parecen, como mínimo, injustos.
Y aunque las corporaciones no tienen la obligación legal de pagar más a los creadores, éxodos como el actual resultan perjudiciales a la larga, ya que las historias que vemos en cine y televisión nacen de los cómics. En los próximos meses veremos historias basadas en guiones de Matt Fraction (Hawkeye), Doug Moench (Moon Knight, Shang-Chi), y el mismo Kirby (Eternals). Es difícil pensar que con sus políticas actuales Marvel y DC puedan atraer a creativos del mismo nivel o a los jóvenes talentos que recién están empezando.
En especial cuando se está perdiendo la libertad creativa de otras eras, como la Marvel de los ‘70s (y principios de los ‘00s) y la DC de los ‘80s. Las mismas que alimentan tantas de sus nuevas producciones audiovisuales.
En sus primeras newsletters, Tynion y Hickman cuentan historias de terror sobre el proceso creativo. Hickman dice que su nuevo universo 3 Worlds 3 Moons nace de una propuesta fallida de llevar los X-Men a un formato puramente digital. Hablando de su experiencia reciente en Marvel dice que “realmente no estoy interesado en replicar esa estructura de producción en masa.”
Tynion es más directo: “Estoy orgulloso de mi trabajo en Batman, pero el proceso de escribir el cómic, especialmente al principio, fue muy difícil”. El guionista fue parte de un relanzamiento fallido de DC llamado “5G”, y las reglas de esa iniciativa cambiaban todos los días: “Me quitaban los elementos de la historia que quería contar, y algunas decisiones sobre el Batman y su relación con los otros personajes iban en contra de lo que yo creo que Batman representa. Tenía que trabajar al límite, porque cambiaban el universo en historias que ya estaban escritas y dibujadas.”
El martes, 24 horas después del anuncio, Tynion publicó una carta en su newsletter en la que agradece a toda la gente que se suscribió. En solamente tres horas se había superado la cantidad de suscriptores que el guionista esperaba, y al final del día ese número se había duplicado: “No puedo explicar el miedo que me daba hacer el salto de cómics corporativos a ser el dueño de lo que escribo. Muchas, muchas gracias. Si este sistema se vuelve sustentable para mí, voy a poder seguir creando cómics emocionantes para que ustedes lean.”
Un gran resultado para el primero que dio el gran salto. Y que no será el último.
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