La proveedora de Internet SK Broadband, una de las tres empresas de telecomunicaciones más grandes de Corea del Sur, demandó a Netflix por los altos costos en los que debió incurrir debido a la popularidad del servicio en ese país. Netflix, por su parte, no piensa pagar un centavo y peleará hasta el final con el proveedor.
Netflix se estableció en Corea del Sur a principios de 2016, pero a lo largo de los años ha invertido en un variado catálogo de contenido original que se produce localmente y se exporta al resto del mundo. Entre 2020 y 2021 la popularidad de las producciones originales coreanas estalló, en especial gracias a series como D.P: El Cazadesertores, Aterrizaje de Emergencia en tu Corazón y El Juego del Calamar (Squid Game).
Fue debido a los picos de tráfico de esta última, estrenada hace dos semanas, que SK decidió convertir en demanda un reclamo legal que lleva más de un año en los titulares coreanos.
Parece extraño que una empresa de Internet quiera cobrar a un proveedor de contenido, pero el marco legal de este país es distinto al del resto del mundo. Corea es el país más conectado del planeta, con acceso a banda ancha para el 95% de sus habitantes. Tiene la mayor velocidad promedio de transferencia, y planes realmente económicos en relación a otras naciones, que rondan los 20 dólares por velocidades de 1000 MB (1GB).
Mantener esta infraestructura no es barato, y hace décadas que los proveedores de contenido y redes sociales como Amazon o Facebook pagan un porcentaje del costo de tráfico, al igual que los exitosos servicios de streaming coreanos Naver y Kakao. Esta decisión, por supuesto, no fue voluntaria, pero la industria de Internet coreana está fuertemente protegida por el sistema legal. En 2018, por ejemplo, Facebook fue multada con 369 millones de dólares por esquivar el uso de servidores locales y por lo tanto ofrecer un servicio más lento.
Netflix está usando desde 2018 una línea dedicada de banda ancha que permite la más alta calidad de transferencia, pero como sus servidores se encuentran en Japón y Hong Kong, no paga un centavo por esos 1,2 billones de bits por segundo que SK procesa. SK viene exigiendo desde 2019 a Netflix que pague unos 20 millones de dólares anuales, al punto que en 2020 el servicio decidió demandar a la empresa de Internet aduciendo que ese pedido era inconstitucional.
Pero a Netflix le salió el tiro por la culata. En junio, una corte coreana decidió que era “razonable” que Netflix pague por ese tráfico, lo que abrió las puertas para que el reclamo de SK se convierta en demanda. O técnicamente, en contrademanda a la de 2020. Fue el momento ideal para hacerlo, ya que el alto tráfico de El Juego del Calamar permite a SK demostrar el impacto de un éxito de Netflix en sus costos operativos.
Netflix, por su parte, publicó un comunicado en el que asegura que sus responsabilidades económicas se terminan con la producción de contenido. Que el acto de entregar ese contenido al cliente final es responsabilidad única del proveedor de Internet, y que como generadora de contenido ha creado 16.000 puestos de trabajo en el país con una inversión de 770 mil millones de won (unos 600 millones de dólares, o un monto que alcanza como para los próximos 15 juegos del calamar).
No sólo el poder judicial parece estar en contra de Netflix, sino también el legislativo. Kim Sang-hee, vocera del oficialista Partido Demócrata de Corea, remarcó en el congreso que el 78% del tráfico de Corea está relacionado con proveedores de contenido extranjero, y que por lo tanto tienen que contribuir con la infraestructura. Mientras que el diputado Kim Yeung-shik, del Partido del Poder Popular (la oposición) declaró algo similar en julio de este año.
La primera audiencia será el 23 de diciembre, y la plataforma tiene todas las de perder. En una paradoja digna de un k-drama, su mayor éxito coreano podría costarle a Netflix millones y millones de won.
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