Después de una espera que pareció eterna, Bandai Namco y Cyberconnect2 lanzaron Dragon Ball Z: Kakarot en todo el mundo y, después de no soltarlo en estos últimos días, podemos decirte qué tal está.
Todo empieza muy bien. La presentación del título imita al primer opening de Dragon Ball Z y nos anticipa que estamos por vivir una genial historia. A muchos nos marcó la infancia y/o adolescencia y experimentarla una vez más, pero en formato videojueguil, suena muy genial. Lamentablemente, en la práctica no lo es tanto.
El factor más importante de Kakarot es la nostalgia. El juego nos invita a revivir todos los momentos más icónicos del manga y el animé, pero esta vez con nuestra participación. Nos ponemos en la piel de distintos personajes de la franquicia para llevar la historia adelante, pero los momentos más relevantes, obviamente, suceden en escenas cinematográficas.
Entre una y otra escena que hace avanzar la trama, podemos hacer una enorme variedad de cosas. Las primeras horas de juego están llenas de tutoriales y textos que nos explican como cazar, comer, entrenar, pelear, recolectar orbes, cumplir misiones secundarias, viajar a las distintas áreas del mapa y mucho más. A medida que avanzamos por las distintas sagas de Z (Saiyajin, Freezer, Cell, Buu), vamos desbloqueando nuevas áreas y todavía más cosas para hacer.
El problema es que todas estas actividades son super simples, monótonas y no aportan demasiado a la hora de subir de nivel y sumar experiencia. Además, el juego se olvida de explicarnos algunas cosas que sí son bastante importantes, como el árbol de habilidades especiales.
Los combates también son un apartado bastante simple que, como sucede por ejemplo en la saga Dragon Ball Xenoverse, se vuelve repetitivo muy rápido.
Es así que Dragon Ball Z: Kakarot propone una experiencia que se ve hermosa, cuenta con la música original del animé y escenas recreadas a la perfección – o incluso mejor hechas-, pero termina aburriendo por no ofrecer nada demasiado interesante en el apartado jugable. Todas las mecánicas ya se han visto – y mejor implementadas- en gran variedad de títulos e incluso la propia saga tiene un mejor ejemplo de RPG para ofrecer.
No puedo recomendar Dragon Ball Z: Kakarot en un mercado con muchas mejores opciones que demandan mucho menos tiempo. En algunos casos, puede que el fuerte fanatismo por la franquicia haga tolerable todos las falencias del título.